jueves, 18 de diciembre de 2008

Rayas y desamores

En ese estado de profunda meditación que antecede al sueño, y del que ya he hablado en otras ocasiones, vino a mí un recuerdo antiguo y profundo. De aquellos irremediablemente ligados a intensas emociones que hacen que mi corazón se acelere al ritmo de una lambada.

En este caso era un recuerdo triste, no por lo que el recuerdo era en sí, sino por las sensaciones que provocó en mí.

Tenía yo un compañero de Universidad perfecto: guapo, alto, simpático, educado, de buena familia.Y además que me quería un montón...como amiga. Venía muchos sábados por la tarde a casa a estudiar conmigo, y mi madre estaba encantada con él. Me insistía en que ese chico me convenía, pero claro, el problema era que (aunque me hubiera encantado), él no tenía el interés en mí necesario para que aquello fuera más allá y se convirtiera en una relación. Para colmo de males, tenía una novia muy maja que me caía bastante bien.
Recuerdo una noche de sábado que quedamos varios amigos para cenar e ir de copas. Él, por supuesto, vino con su novia. Después de la noche de juerga, llegó el momento de la despedida. Charlamos un rato en la esquina de la calle Balmes con Londres, nos dimos un beso y ví como se alejaban ellos dos por la calle Londres mientras yo me quedaba allí sola... Su novia llevaba un jersey a rayas azules y blancas que se fijó en la memoria junto con aquella terrible y profunda sensación de soledad. Una voz dentro de mí me decía que era yo la que tendría que estar yendo hacia el coche con él, en vez de quedarme como un espantajo plantada en aquella esquina.

Han pasado quince años de aquel episodio, y no he olvidado aquel jersey a rayas...
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SUS...PIRO

Tanto aire exhalado sin sentido... intentaré hacer algo productivo con él y convertirlo en palabras.