martes, 6 de diciembre de 2011

Comedias románticas con final ¿infeliz?


Llevo unas semanas en un proceso de reconstrucción que pasa, entre otras cosas, por visionar el mayor número de comedias románticas actuales. Entiéndase cómo tal películas ligeras, con algún toque de humor y en las que el mayor drama que pueda existir sea que la protagonista no encuentra su vestido favorito para ir a una cena. Y conste que aunque entiendo que para ella pueda ser muy traumático, en este caso no hago el esfuerzo de empatizar con el dolor ajeno.

El caso es que en mi cinemateca de comedias románticas hay una galería de clásicos increíbles, divertidos y que no me canso de ver. Películas que revisiono con placer y sin plantearme en modo alguno si las actitudes de hombres y mujeres me resultan “ofensivas”, absurdas o ridículas. Aquí una muestra de a lo que me refiero

Ahora bien, han pasado 60 años y la liberación femenina no ha parado de avanzar desde entonces. Y aunque queda mucho por hacer, una piensa que en algunos campos se ha avanzado suficiente cómo para superar clichés como el que sugiere la película antes mostrada: que la máxima aspiración de una mujer es encontrar un hombre que la rescate. Un caballero andante que acabe con todo el sufrimiento que supone estar sola, ya que una mujer en esas circunstancias es una mujer incompleta.

Y es en ese instante cuándo viendo las más recientes comedias románticas, te das cuenta que nada ha cambiado. Bueno, eso no es cierto del todo… Ha cambiado la forma, no el contenido. Las protagonistas de las nuevas comedias son mujeres ambiciosas, profesionales agresivas, señoras con las ideas muy claras y que en absoluto van a someterse a ningún “ritual” choricero en el que un hombre pase a ser su amo y señor… Hasta que encuentran a uno que hace que las gomas de su ropa interior se deshagan y entonces podemos borrar la práctica totalidad del metraje anterior, enchufarle el de “Pijama para dos”, y el final encaja perfectamente: una mujer radiante porque acaban de pedirla en matrimonio y su vida, ¡por fin! cobra sentido.

No paro de darle vueltas al motivo por el que se siguen perpetuando esos esquemas en las películas; más o menos agazapados y subvertidos, pero siguen allí. La única explicación es que SIGUEN VENDIENDO… y eso significa que la mayoría los compra. Mucha liberación y lo que sigue atrayendo a las mujeres es una historia en la que la protagonista acabe felizmente casada/aparejada. Algo estamos haciendo mal…
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3 comentarios:

Imperator dijo...

Creo que lo tienes al revés. Es un poco como cuando la gente ve cómo se organizan las cosas en los supermercados y se quejan de que les manipulan.

No es que las pelis os moldeen para querer eso. Es que esas pelis se hacen porque eso es lo que queréis. El cine no manipula a las mujeres para que crean en A o B. El cine hace el tipo de pelis que las mujeres ven.

Susana dijo...

Vaya, pues entonces no me he explicado... De lo que me quejo es que las mujeres compran porque les gusta lo que ven y es lo que quieren. Vamos, lo mismo que tú dices.

Imperator dijo...

Es que tampoco sé si hay algo de lo que quejarse, realmente.

Las narrativas falsas que cuentan a la gente cosas de mentira sobre el mundo son consustanciales a nuestra mente. Nadie analiza el mundo como es sin hacerse una enorme violencia a sí mismo, porque nuestra tendencia natural es a mentirnos.

A mi me tienen que explicar aún cuáles son las terribles consecuencias para la liberación de la mujer de que la gente vea esas pelis, aparte de que la mayoría de esas pelis son burdas y ramplonas. Pero bueno, es sólo una pérdida de tiempo.

SUS...PIRO

Tanto aire exhalado sin sentido... intentaré hacer algo productivo con él y convertirlo en palabras.